Juventud Asiática nació de algo muy personal: el deseo de cuidar la piel de mis padres en Guatemala.

Aunque hoy vivo en Corea, crecí en Guatemala, donde mi familia sigue viviendo. Mi madre, sobre todo, tenía preocupaciones constantes por manchas, arrugas y resequedad, y le resultaba muy difícil encontrar productos que la ayudaran: los de Estados Unidos eran caros y muchas opciones económicas —especialmente las de China— podían ser agresivas para la piel.
Así que comencé a enviarles productos coreanos que yo mismo seleccionaba, y con el tiempo comencé a compartir estos productos con más personas en Guatemala y Mexico, lo que dio inicio a Juventud Asiática.

Sin embargo, con el tiempo entendí algo fundamental: el skincare coreano es excelente, pero está formulado según las necesidades de Corea; incluso la mayoría de los productos que llegaban a Latinoamérica estaban pensados para sus países de origen, no para nuestra región.
En Latinoamérica, el sol es más fuerte, la radiación más intensa, y la piel pierde hidratación con mayor facilidad. Incluso en muchas ciudades, las partículas hacen que las texturas pesadas o pegajosas se sientan incómodas y sofocantes durante todo el día.Por eso tomé una decisión clara:“Crear un K-Skincare realmente pensado para la piel latina.”

Durante un año trabajé con laboratorios y fabricantes de cosméticos en Corea, probando ingredientes, ajustando fórmulas y recibiendo comentarios directamente de usuarios en Latinoamerica.
Gracias a ese proceso, desarrollamos fórmulas enfocadas en lo que la piel latina realmente necesita: hidratación profunda, firmeza y mejora de manchas, con texturas ligeras y de rápida absorción que se adaptan perfectamente al clima cálido y a la vida urbana.
